miércoles, 28 de septiembre de 2016

LA TRAFICANTE DE BESOS


Realmente no tengo claro como empezó todo, puede que algo dentro de mi intentase olvidar el pasado, pero sí tengo claro que las mejores historias no se planean, se viven.



Volvió cuando así lo quiso el destino. Tenía muchas preguntas, me asustaban las chicas guapas como ella y me aterraba esa mirada con la que parecía saber todo de mi, me sentía indefenso, quizás era eso lo que había echado de menos. Una compañera de la vida, ir a contracorriente, correr, volar, no pensar...
Volver a verla... conocía la norma, pero necesitaba saberlo, ¿había sido un hasta luego?¿un quizás? El cielo ya estaba lleno de idiotas que habían caído en su trampa.

Una actriz de la vida, una valiente soñadora. Jugaba con sus ojos castaños y misteriosos, como sabiendo que alguien había escondido un secreto en el fondo de los míos y que podía verlo a través de mi. Respondiendo siempre inocente con una sonrisa auténtica, como si no conociese el significado de la falsedad. 

Nos saludábamos siempre con dos besos que parecíamos robarnos uno al otro, ¿qué haría con ellos? Yo los guardaba, los escondía para no ser nunca encontrados en un sótano en el que muchos otros perecieron esperando ser rescatados. No era miedo sino relatos inacabados. Sueños valientes que no llegaron a su destino, vidas y aventuras que quedaron por terminar. Una mala costumbre que ella me creó y que ninguna me ha sabido curar... como el hechizo que lanza una bruja que solo ella puede deshacer. Durante años así ha sido, durante años así he vivido y he luchado, y ahora que por fin creía que podría vencerla... me di cuenta, imposible mandar besos sin secuestros, imposible pedirle de vuelta aquellos que un día le mandé. Ella estaba viva, no tenía nada que perder, era una traficante de besos.

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