miércoles, 8 de enero de 2014

FLECHAZOS EN EL METRO DE BARCELONA

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR: HEART OF LIFE - John Mayers


Piensa en mi, ya sabes quien soy, el primero que he llegado a tu cabeza, aquel por el que suspiras y recuerdas, ese con el que pasarías el resto de tu vida, el que se encuentra en tu corazón y no deja que ningún otro entre. ¿Me ves? Imaginanos, uno frente al otro, de pie, sin hablar, pensando...

Me levanté temprano como cada mañana, se acercaba el invierno y aún era oscuro al salir de casa. No me gustaba nada eso, me deprimía empezar el día de esa manera. Salir de casa, metro, tren y oficina. Cuándo le contaba a la gente que yo era el jefe no entendían porqué madrugaba tanto. Pues, ¿no debe la persona con más poder de la empresa dar ejemplo a los demás trabajadores?
Esa mañana me desperté más temprano de lo normal, el perro del vecino decidió que era hora salir de la cama. Parecía otro día más, la rutina diaria, medio dormido alcancé las llaves del colgador y salí a la calle dirección al metro.

Andaba con prisa, aunque nada ni nadie me esperaba. Entré al metro y me senté, lo bueno de levantarse pronto es que los demás aun duermen, creo que ni los gallos se despiertan a esas horas. Saqué mi móvil y empecé a jugar al Candy crush, estaba viciado. Superé la pantalla, tiempo para descansar la vista, alcé mis ojos al frente.. y te vi... Justo en ese momento me miraste, cruzamos miradas, me sonreíste, ¿Qué fue eso?¿Unos buenos días, simple educación por habernos mirado fijamente, un me gustaría saber más de ti? Ofuscado en el juego no me di cuenta de que habías entrado en el vagón, en ese momento me daba igual pasar de nivel o seguir jugando, solo rezaba para que ese metro nunca se detuviera...
Cuando no mirabas, aprovechaba para mirarte otra vez, no podía dejar de pensar en esa sonrisa tuya. Esos ojos... azules, pero no como el cielo cuando no hay nubes, azules como el mar caribeño en verano, limpio y hipnotizante. ¡Mi parada! Tocaba bajarme y tú seguías allí, bajé y aún no se el porqué, mi cuerpo andaba pero mi cabeza seguía sentada en ese vagón. Fue un día basura, no logré hacer nada en toda la mañana,  ni por la tarde, solo pensaba en ti, ¿Cómo te llamarías?¿Estarías pensando en mi?¿Volvería a verte? Al llegar a casa no cené, no tenía hambre y quería dormir, quizás allí, en sueños, volveríamos a vernos...

Me levanté pronto, algo en mi estaba nervioso, inquieto pensando que quizás si aparecía a la misma hora podía encontrarte. Actuaba por inercia, desayunando, duchándome, vistiéndome, salí de casa esperanzado, quería volver a coincidir contigo.

Esperé al primer metro, miré la hora, ya llegaba y no sabia que hacer, si me subía quizás tu no cogías ese, si no me subía quizás si. ¿Crees en el destino? Yo sí, conté hasta tres y hice lo primero que se me paso por la cabeza, subí al último vagón. Me quedé de pie, no recordaba en que parada habías subido, tonto yo, porqué la obsesión por el móvil me privó de ello. Ya ves, muchas veces las cosas importantes pasan por delante nuestro sin que nos demos cuenta hasta que las echamos de menos y en ese momento queremos ir atrás en el tiempo, pero la vida es eso, a diferencia de los libros, nosotros no podemos volver a la mejor parte, pero si podemos seguir leyendo en busca de un final feliz o que nos agrade, e incluso aquellos que sueñan, escribir su propio final. Yo me encontraba en esa parte del libro en que aún no sabes si te va a gustar o vas a dejarlo al siguiente capítulo, quería seguir, deseaba que por una vez en mi vida mi suerte cambiara.

Paró en una parada, luego otra, y otra... parecía que el tiempo jugaba en mi contra o que me había equivocado de metro, fui demasiado impulsivo. De repente, por arte de magia,  como  cualquier comedia romántica en ese momento que todo parece perdido y que la película va a terminar, apareciste allí, en el anden esperando como si fuera una mañana más la llegada del metro para ir a dónde fuera que quisieras que te llevase. Una sensación de alivio y felicidad se había apoderado de mi, impidiendo borrar de mi cara una sonrisa de tonto que tan poco me importaba. Entraste y me miraste, volviste a sonreír y te sentaste frente a mi, sin decir nada seguimos mirándonos. Parecía como si de fondo sonara una música de esas películas de amor, estaba todo en nuestra cabeza, quizás solo en la mía pero yo me sentía como en las nubes, para mi, tu y yo estábamos solos en ese vagón.

Inesperadamente para mi, abrió su bolso y sacó un boli, una pequeña libreta y empezó a escribir.

HOLA ^^

Me reí como un tonto, nunca habría esperado eso, quizás un hola como te llamas o un número de teléfono o dirección, busqué rápido en mi bolsillo saqué el móvil y abrí la aplicación de Paint. 

HOLA :)

Giraste la página y escribiste:

BAJO EN LA SIGUIENTE PARADA

No me había percatado, mi parada ya pasó, pero me daba igual. Borré lo anterior y me apresuré a escribir:

TU NOMBRE?

Arrancó las páginas y volvió a escribir:

CREE EN EL DESTINO

Esa respuesta me dejó en blanco, con la misma sonrisa de retrasado que llevaba todo el rato. Estaba absolutamente enamorado.

CONTINUARÁ...


Desdichados aquellos que se enamoran de una mirada en el metro, la siguen y la pierden entre la multitud, porqué saben, que nunca jamás volverán a verla.

1 comentario: